Pedro Balandín (79 años) lleva más de veinte años conviviendo con la enfermedad de Párkinson. Antes de que se detectaran, tanto él como sus compañeros de trabajo, llevaban tiempo sospechando que algo ocurría porque “hacía cosas raras”. “Se me olvidaba todo, no recordaba bien qué había hecho antes y eso que siempre he tenido una gran memoria”, cuenta Pedro. Con estos síntomas y muchas dudas, finalmente el socio fundador de Aparkam acudió a su médico de cabecera y ella fue quien le dio el diagnóstico definitivo de la enfermedad.
“En un principio me lo tomé bien, pero tanto mi esposa – que siempre me animó durante el proceso – como yo pensábamos que tenía que ir a una asociación”, comenta Pedro. Aunque él vivía en Alcorcón, empezó a acudir a una asociación de Párkinson de Móstoles, hasta que un día un compañero de su misma localidad tuvo un problema físico que le impedía acudir hasta allí. “En ese momento, con 7 o 8 compañeros que también vivían en mi ciudad, pensamos en hacer una asociación en Alcorcón”, explica.
Fue en 2003 cuando Pedro Balandín fundó Asociación Párkinson Aparkam en Alcorcón, con el apoyo imprescindible tanto de sus familiares como de voluntarios colaboradores. “Mi mujer fue quien ‘me pinchó’ para que lo echase a andar, sin ella no lo habría llegado a hacer. También se ofrecieron voluntarios para echarlo a andar: mis hijos, hijos de otros socios, una compañera de mi mujer que estudiaba psicología…”, explica Pedro. En este primer año, y con la ayuda incondicional del concejal de salud en esos momentos, lograron la cesión de un espacio en el municipio y gracias al trabajo voluntario comenzaron las terapias.
Un año después, y con la asociación ya oficialmente constituida, los trabajadores dejaron de trabajar de manera gratuita y se profesionalizaron los recursos. “Empezamos con logopedia, psicología y otras terapias, pero a partir de entonces ofrecimos otras muchas más como hidroterapia o musicoterapia”, narra el socio fundador. La Asociación Párkinson Aparkam trabajó desde sus inicios por la calidad de vida de los afectados por la enfermedad de Párkinson, ofreciendo un apoyo mutuo que también contaba con los familiares y cuidadores de los afectados.
En 2006, y tras detectar las necesidades de los afectados por Párkinson del sur de Madrid, el equipo de Aparkam valoró la opción de abrir otra sede en el municipio anexo. “Había muchos socios y socias de Leganés, así que decidimos abrir allí otra sede y seguir ofreciendo nuestro apoyo a todos aquellos que lo necesitaban”, explica Pedro. Desde su fundación, Aparkam lleva 20 años luchando por los afectados de esta enfermedad crónica, cuya prevalencia se ha duplicado en los últimos años.
Aunque el Párkinson es una afección neurodegenerativa, las terapias hacen que los pacientes alivien y retrasen los síntomas de la enfermedad. En el vigésimo aniversario de la asociación, su socio fundador explica que “todos estos años me ha producido una satisfacción enorme poder ayudar a la gente dentro de nuestras posibilidades”. Para él, es clave y “toda una satisfacción sentir que eres útil todavía”, explica Pedro.